miércoles, 18 de mayo de 2011

Enfoques






No hubo nada más dulce
que el recuerdo de tu boca.
El tiempo borró del olvido
la luz que se forjó en las sombras.
Y aquellos tactos, sellados a fuego
y con palabras, a la luz de tu lumbre,
hoy son como brasas,
son como llamas,
como hogueras
que crean con esta paz que hoy te nombra.
No hubo nada más dulce ,
nada más tierno.
Nada más tenue e imperecedero,
que el aroma de aquellos besos
que al prender , también prendieron
con tu nombre y en esta estancia.
aseret 511

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