A la atención, su
reflexión , nuestro ideario.
Al recitar, el despertar imaginario.
A la metáfora de cada anáfora y su insistencia.
Al eufemismo, el mecanismo de su existencia.
A los acordes , siempre concordes o antagónicos.
A las razones o sus cuestiones en Mensafónicos.
Al desmentido del sinsentido de la autocracia.
A la mentira
que nunca mira ni es democracia.
Al corazón, la condición del alma humana
A la opinión, a su impresión joven o anciana.
A la voluntad, la libertad y sus verdades.
A los deseos, sin titubeos ni fidelidades.
A los caminos de mis vecinos, a su universo.
A los patriotas, a los idiotas de cada verso.
A la batalla que nos estalla dentro del pecho.
A la palabra que nunca labra o queda en barbecho.
Al verbo herido, siempre sabido de su silencio.
A los sujetos, analfabetos y a sus recencios.
A los poetas, anacoretas que prenden fuego.
A las cordiales causalidades en su
desplego.
A los amantes a los andantes en cada paso.
Al universo que prende el verso en cada ocaso
A las estrellas, a
sus Chavelas de claros cantos.
A las doncellas bellas en penas o en sus quebrantos.
Aseret 7-12
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