martes, 4 de agosto de 2009

Será del calor de la tarde...

(Amaneciendo en los ocasos)
Ya se quien vive en los infiernos ,
los olvidados de la mano de dios,
los invisibles , e hijos de la iglesia.
Los peregrinos, los pedigüeños,
los transeúntes de caminos secundarios.
Las plañideras de golpe en pecho
asesinadas por la espalda.
Los árboles arrancados y los bosques extinguidos.
La lluvia contaminada por abundancia o escasez
de un llanto que no se filtra ni por las manos.
La falta de ternura,
la complacencia desmedida en su determinación.
Las autobusquedas entre las masas solitarias
y las masas revolucionadas todos a una.
Los ciegos, los sordos y los mudos
convencidos de tales circunstancias.
Los maleables inocentes, injustamente inculpados.
Las madres que perdieron a sus hijos,
qué invitaron a sus hijos a inmolarse
y los hijos arrepentidos que no entraron en el cielo,
con sus crímenes ejemplares, en el padre nuestro de cada día.
...

aseret 09

1 comentario:

Luisa Arellano dijo...

Justo esos son los moradores del infierno, Teresa.

Se les puede preguntar.

Buen poema, mi niña.

Besos.